PB

Si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a tí mismo.

miércoles, 7 de julio de 2010

Hablar con desconocidos no es algo que yo suela hacer.



No me gusta hablar con desconocidos. No es por el Peligro que suponen los Desconocidos del que nos hablan en el colegio, y que es cuando un hombre desconocido te ofrece caramelos o llevarte en su coche porque quiere tener relaciones sexuales contigo. A mí eso no me preocupa. Si un desconocido me tocara yo le pegaría, y puedo pegar muy fuerte. Por ejemplo, aquella vez que pegué a Sarah porque me había tirado del pelo la dejé inconsciente y tuvo una conmoción cerebral y tuvieron que llevársela a Urgencias.
Además siempre llevo mi navaja del Ejército Suizo en el bolsillo y tiene una hoja de sierra que podría cortarle los dedos a un hombre.

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